Los maestros tenemos que luchar con los problemas que esto genera, llegan a la clase cansados, aburridos, la mayoría de las veces excitados, generalmente tristes y llorando porque no quieren quedarse al comedor.
Las escuelas, familias y AMPAS deberían trabajar de forma conjunta para programar las actividades extraescolares, coordinar este tiempo para no interferir en el programa escolar. Al empezar el horario escolar los niños ya llegan con un dibujo realizado, en el mejor de los casos, con un cuento explicado, ya han pasado una hora en la que han tenido que estar prestando atención. La faena es del maestro para motivar a esos alumnos, para intentar que se unan al grupo que acaba de llegar y que tiene ganas de explicar todo lo que han hecho en casa y compartirlo con la seño y el grupo.
Si es difícil motivar a los que llegan, no todos llegan contentos, unos los dejan al comedor y no lo aceptan, otros llegan llorando porque la ropa que le han puesto no les gusta etc. Nos encontramos con los que ya llevan en la escuela una hora, tarea nada fácil.