jueves, 5 de febrero de 2015

Aprendiendo de alumnos y familia

Me han pasado tantas cosas en estos 38 años! ¡La mayoría buenas. ¡Tengo tantos recuerdos! ¡He aprendido tanto de los alumnos! He aprendido muchas cosas de mi relación con las familias. He podido conocer mejor a los niños a través de las reuniones con sus padres, me han confirmado sus actitudes, he podido comprender sus rebeldías, sus tristezas casi permanentes en algunos casos, desinterés por las cosas de la escuela, etc.

Estas reuniones me han servido para conocer la familia y un poquito la situación familiar, para que me conozcan a mí un poco mejor, explicarles lo que hacemos, el porque de esa forma de trabajo, la importancia de su colaboración, sin ella, muchas veces fracasaríamos.

No siempre es posible la comunicación, muchas veces no entienden nuestro trabajo y desconfían.

Esta opinión que tienen de nosotros se agrava cuando hay que explicarles que sus hijos tienen algún problema y que hemos de trabajar juntos para ayudarles. Pero con paciencia, varias reuniones y con la participación de los niños, que con su insistencia les animan a colaborar, les hacen que se impliquen en su aprendizaje.

Funciona, si ven que su hijo está contento en el cole, que no quiere quedarse en casa ni cuando está enfermo, eso les ayuda a reflexionar y a ir aceptando que algo debe funcionar bien en la escuela para que su hijo se sienta feliz. Son los niños con sus explicaciones, sus insistencias y generalmente con su espontaneidad lo que hace que la relación maestros padres funcione mejor. Os explico una de las muchas anécdotas que en nuestro trabajo con los niños nos pasan.