miércoles, 11 de febrero de 2015

Enseñar no es difícil, lo complicado es educar

Del sesenta y nueve al setenta y ocho trabajé en una cooperativa escolar y del setenta y ocho hasta mi jubilación en la escuela pública.

He defendido siempre que enseñar no es difícil, realmente lo difícil es educar. No sabría definir la palabra educar, personas seguramente a mil años luz de mí en casi todos los aspectos, ya lo han hecho. Creo que no encontraría palabras nuevas.




Si leo algunas de las definiciones que aparecen en un diccionario, las elijo y ordeno de forma que se ajusten a la idea que tengo sobre la educación, seguramente no sería nada nuevo, no resultaría ni una sola palabra nueva, sino una ordenación distinta de las ya conocidas.

Después de leer algunas me quedo con estas dos:

1) “Desarrollar” las facultades intelectuales y morales.
2) Perfeccionar los sentidos.

Pienso que, combinando las dos, podemos confeccionar una buena guía de trabajo.

Si elegimos la primera definición, está claro que tenemos que desarrollar las facultades intelectuales y morales de nuestros alumnos, y de todo el potencial humano que forma la escuela.

Cuando me refiero al potencial humano, incluyo naturalmente a todas las personas que, de forma directa o indirecta, complementan la labor de los maestros: padres, conserje, equipo de limpieza, trabajadoras del comedor, etc. Es muy importante informarles de nuestro proyecto, si es posible, en la medida en que les implica, lo hagan suyo. Naturalmente me refiero a las normas de convivencia, que han de ser pocas y claras para facilitar su cumplimiento. No quiero extenderme pero principalmente, podrían ser, respetar:

· Los espacios comunes.
· Todas las personas que formamos el equipo, antes mencionado.
· Las plantas y animales, si los tenemos, ellos son una fuente de aprendizaje a considerar.
· Las entradas y salidas al centro, sería ideal hacerlo sin formar filas, sino de forma relajada hablando con los amigos en pequeños grupos, sin correr ni empujar a nadie, sin gritar.




Si todos lo tenemos claro y lo respetamos, funciona. No es difícil, nos costará un poco al principio, pero después será un hábito adquirido que sólo deberemos corregir o recordar a través  de la observación para los pequeños despistes o relajaciones.