lunes, 9 de febrero de 2015

Cosas que nos pueden ayudar



Durante 38 años en activo he tenido pocos problemas de disciplina y que recuerde, ninguno serio. Creo que si hay confianza entre grupo y maestra resulta más fácil. No hay recetas, yo os puedo explicar que es lo que he hecho y la verdad es que me ha dado resultado.



Parto de la base que me ha gustado mucho mi profesión y he disfrutado con ella. Eso facilita el trabajo, es fundamental que lleguemos a clase dejando en casa todo lo que nos preocupe y que sea ajeno a lo que en ese momento nos ocupa, que lleguemos a clase contentos, con nuestra clase preparada y con ánimo de motivar a nuestros alumnos, de sorprenderlos, eso los pondrá en una actitud favorable y abiertos a lo que en ese momento queramos hacer. No es una fantasía, para mi ha sido una realidad, naturalmente con obstáculos, no todo es de color de rosa.

En nuestro recorrido por la enseñanza nos vamos a encontrar el niño o niños que ese día, o en ese momento, no se encuentran bien y quieren hacerse notar, no nos dejan continuar normalmente con la clase. En ese momento, detengo la actividad e intento hablar con el niño, o con el grupo, para reconducir su actitud. Dependerá mucho del alumno, pero también de nuestro tacto al resolverlo.




Hay grados de tolerancia, lo que no debemos aceptar es la falta de respeto. A mí me ha funcionado el respeto mutuo, me respetan porque yo los respeto: no les grito, les escucho, atiendo sus inquietudes. Pocas veces utilizo el castigo, normalmente les hago reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Siempre trato de respetar su tiempo de ocio, pocas veces aprovechamos el patio para recuperar el tiempo perdido, es su momento de juego y yo debo tenerlo presente. Eso hace que entiendan que el trabajo en clase, también debe respetarse. Ya sé que no es fácil y que no siempre da resultado, pero cuando mantenemos nuestra actitud, llega un momento en el que lo incorporan y funciona. Es un hábito adquirido a través de una reflexión continuada.