viernes, 9 de enero de 2015

El lenguaje a través de la poesía

Me ha gustado mucho trabajar la poesía, es una herramienta maravillosa para trabajar el lenguaje, constituye una de las formas más artísticas, puras y bellas de expresión.

Trabajando la poesía podemos lograr:

· Fomentar el interés por descubrir la literatura a través de los autores y de los poemas más adecuados a su nivel.
· Atender a las diferencias de los alumnos y descubrir en ellos posibles actitudes poéticas.
· Introducirlos en el conocimiento de los valores poéticos con que cuenta el habla.
· Desarrollar la memoria y la imaginación.
· Cultivar el gusto por las cosas bellas.
· Alcanzar mayor dominio en la articulación, entonación y pronunciación de las palabras a la vez que se pule y enriquece el lenguaje de los alumnos.

Después de escuchar algunas poesías, comentarlas, surgían sus creaciones,” a veces sorprendentes.”


Secos campos 
Sol amarillo 
Y en el silencio, 
Un ruidito: 
El ruidito de los grillos. 

Javier Romero (3er curso)


El pájaro está en una jaula
y quiere salir a volar.
Yo le abriré la puerta.
Pero si es pequeño, 
¿Cómo va a volar? 

Lorenzo Barragán (5º curso)


El perro sigue al gato,
el gato sigue al ratón,
el ratón al queso.
¿Sabías eso?

Georgina (2º curso)


Soy un cerdo.
Tengo la piel sonrosada
y la nariz chafada.
¡Ah! y la cola...
rizada.

David (2º curso)


Las sensaciones que se pueden experimentar al memorizarlas, los cambios de voz, la emoción que nos trasmiten, la belleza y sencillez del vocabulario, la descripción de personas, animales, cosas, etc...Para que todo esto funcione tenemos que elegir muy bien las poesías, leerlas de forma que les llegue a los niños, que les emocione, cuidar la entonación. Con los niños pequeños una de las poesías que no me ha fallado nunca es la siguiente:

Mamá yo quiero la luna.
Hijo mió si está muy alta.
Mamá yo quiero un caballo.
Pero si no tienes cuadra.
Mamá yo quiero un pececito.
¿Y quien lo saca del agua?
Mamá quiero galletas.
Eso si, toma dos y calla.

Es curioso, el último verso no conseguí que lo memorizaran correctamente, su final siempre fue el mismo. (Eso sí, toma dos y cállate) Supongo que por la influencia familiar al mandarlos callar, ese repetitivo cállate que tantas veces habrán oído.

Era un niño que soñaba
Un caballo de cartón
Abrió los ojos el niño
Y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
El niño volvió a soñar;
I por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
El niño se despertó.
Tenia el puño cerrado,
¡el caballito voló!

  


Podría enumeraros varias poesías, lo mejor es que las busquéis y hagáis una lista con las que mejor se adapten a vuestros gustos y a los alumnos a quienes van dirigidas.


Fotocopia del original.